Plantando un corazon al emperador

Ayer fue un día muy normal, no pude conciliar el sueño, así que decidí leer la novela romántica que me gustaba. Fue una historia bastante dulce. En él, una protagonista femenina cura las cicatrices que los padres del protagonista masculino le dejaron en el corazón. La madre de ese protagonista masculino se llamaba Charlione, un personaje que le provocó al protagonista masculino mucha tensión mental y física traumándolo cuando era niño. El padre del protagonista masculino fue el Emperador, quien masacró su camino hacia el poder, y luego conquistó todas las naciones circundantes. Fue en el cuarto reino que conquistó, en el palacio real del rey Renoa, que decidió detener su guerra de conquista. El Emperador se enamoró de Charlione a primera vista. Se la llevó de regreso al Imperio, como botín de guerra, y se casó con ella. A sus ojos, Charlione se casó con el demonio que aplastó a su país y masacró a su familia ante sus propios ojos. Se vio obligada a convertirse en emperatriz y dio a luz